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Tuesday, March 15, 2011

John Steinbeck — Consejos para Escritores Noveles (1963)


"All war is a symptom of man's failure
 as a thinking animal"

John Steinbeck — Consejos para Escritores Noveles:

"He escrito un gran número de historias y todavía no sé cómo lidiar con ellas, salvo para escribirlas y correr con los riesgos"

Estimado Escritor:

            Aunque debe haber sido hace mil años que me senté en una clase de escritura creativa (historias, cuentos), en Stanford, recuerdo la experiencia con mucha claridad. Mis ojos brillaban y mi cerebro listo y preparado para absorber la fórmula secreta para escribir buenos cuentos, incluso grandes cuentos cortos. Esta ilusión fue cancelada rápidamente. La única manera de escribir un buen cuento corto, se nos dijo, es escribir un buen cuento corto. Sólo después de que se escribe, puede ser desarmado para ver cómo se hizo. Se trata de una forma muy difícil, nos dijeron, y la prueba está en los pocos grandes cuentos cortos que hay en el mundo.
            La regla básica que se nos dio fue simple y desgarradora. Una historia efectiva tenía que transmitir algo del escritor al lector, y el poder de sus promesas era la medida de su excelencia. Fuera de eso, no había reglas. Una historia puede ser sobre cualquier cosa y puede utilizar todos los medios y ninguna técnica en absoluto - siempre y cuando fuese efectiva. Como subtítulo a esta regla, parecía ser necesario para el escritor, saber lo que quiere decir, en definitiva, de lo que estaba hablando. Como ejercicio íbamos a tratar de reducir la esencia de nuestra historia a una sola frase, porque sólo entonces la sabríamos lo suficiente como para aumentarla a tres, o seis, o diez mil palabras.
            Así fue la fórmula mágica, el ingrediente secreto. Con no más que eso, nos dejaron en el camino desolado y solitario del escritor. Y teníamos que entregar algunas historias abismalmente malas. Si lo que esperaba era ser descubierto en la flor de la excelencia, las calificaciones dadas a mis esfuerzos rápidamente me desilusionaron. Y si me sentía criticado injustamente, el veredicto de los editores, muchos años más tarde, confirmó el lado de mi maestro, no el mío. Las bajas calificaciones en las historias de mi universidad hicieron eco en los rechazos, en los cientos de cartas de rechazo.
            Me pareció injusto. Podía leer una muy buena historia e incluso podía saber cómo fue hecha. ¿Por qué no entonces hacerla yo mismo? Bueno, yo no podía, y tal vez es porque no hay dos historias se atrevan a ser iguales. Durante los años he escrito un gran número de historias y todavía no sé cómo lidiar con ellas, salvo para escribirlas y correr los riesgos.
            Si hay magia en la escritura de historias, y estoy convencido de que hay, nadie ha sido capaz de reducirla a una receta que pueda ser transmitida de una persona a otra. La fórmula parece residir únicamente en el impulso que incita al escritor a transmitir algo que él siente es  importante para el lector. Si el escritor tiene esa urgencia, pueda que, pero no siempre, encontrar la manera de hacerlo. Usted debe percibir la excelencia que hace una muy buena historia, o los errores que hacen a una historia mala. Para que una historia sea mala, sólo basta que sea ineficaz.
            No es tan difícil juzgar una historia después de escrita, pero, después de muchos años, iniciar una historia todavía me da un miedo mortal. Voy a ir tan lejos como para decir que el escritor que no tiene miedo es felizmente ignorante de la remota y tentadora majestad del medio.
"I wonder how many people I've looked at
all my life and never seen"
            Recuerdo un último consejo que me dieron. Fue durante la exuberancia de los ricos y frenéticos años veinte, y yo estaba entrando a ese mundo tratando de ser escritor.
            Me dijeron, "Va a llevar mucho tiempo, y sin tener dinero alguno. Tal vez sería mejor si pudieras ir a Europa".
            "¿Por qué?" pregunté.
            "Debido a que en Europa la pobreza es una desgracia, pero en Estados Unidos es una vergüenza. Me pregunto si puedes soportar la vergüenza de ser pobre."
            No pasó mucho tiempo después de que la depresión vino. Entonces todo el mundo era pobre y no hubo más vergüenza. Así que nunca sabré si lo hubiese soportado o no. Pero sin duda mi maestro tenía razón en una cosa. Tomó mucho tiempo - un tiempo muy largo. Y aún continúa, y nunca se ha vuelto más fácil.

John Steinbeck, 1963.


http://www.steinbeck.org/

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